Tengo dos días de verano en el bolsillo, y que llevo siempre conmigo, son esos que tu y yo compartimos hace ya tantos meses. Junto a ellos, están las sonrisas que vivimos y las caricias, ahora secretas, que nos dimos bajo la luz del radiante sol. Por ello y mucho más, es que llevo conmigo esos dos días en el bolsillo, para recordarte de vez en cuando en las frías noches de luna, que aun traspasan mi ventana.
Querida, durante este helado invierno tú sigues sonriendo para mí, en las tardes de aquella estación mágica que compartimos. Y sigo viendo tu piel brillarle al cielo , haciendo juego con tus labios, esos que parecen darle luz a tus palabras.
Para cuando llegue el nuevo verano, tirare estos días contigo y otros tomaran su lugar, aquellos que le pertenecerán a otra belleza como tú. Entonces, mientras no llegue, tu seguirás siendo mi estación, mi sol y mi sonrisa de aquella ocasión.
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