domingo, agosto 23, 2009

No hay quien


No hay a quien escribirle palabras dulces de amor en las noches de verano. No existe el lugar donde sentarse y tener de compañera a la inspiración que me dan sus ojos. No hay a quien pedirle a las estrellas mas brillo que ilumine mis letras. No hay a quien.

No hay de quien enamorarse tanto como para dejar la inspiración en la cama, durmiendo por fin. Solo se queda despierta a mi lado, suspirándome en el oído, inspirándome con su gracia, la gracia solitaria de ella misma.
No hay a quien.

Pero si hay por quien escribir. Hay por quien levantarse con la pluma en la mano en las mañanas frías de invierno. Relatar historias fantásticas de corazones felices y saber que existen. Hay para quien dedicarle un te quiero envuelto en un sinfín de expresiones y colores en tinta negra.

Hay inspiración para darles y saber que sus labios se llenan de una sonrisa tras otra. No hay a quien escribirle, hay para quien escribir.
Y esa es la inspiración, el dedicarle un escrito a alguien, un para y no un a quien.

miércoles, agosto 19, 2009

Puede ser

Puede ser de pelo largo y suelto, para perderme en el. Para hundir en su cabello y sentirme impregnado de su aroma fresco. Soñar que soy el viento que lo levanta antes de que llegue la lluvia, donde el agua serán mis dedos que acarician su cabellera.

De ojos grandes, para sentirme invadido por su mirada en cualquier dirección. Nadar en el océano de sus pupilas y ser conquistado por su parpadeo. Que me deje con el deseo de volver a ver sus ojos cada vez que los cierra por unos segundos.

Sin perfumes, solo su aroma, suficiente para que el aire a su alrededor sea invadido por su dulzura. Que me inunde de ella, llenándome por dentro de su recuerdo que entra en mí a través de la brisa.

Que su voz deje un eco en mi memoria, que escuche las canciones solo cantadas por su voz y las letras de los libres parezcan hechas por su mano.

Puede ser de muchas maneras pero su sonrisa debe de iluminar una noche sin estrellas. Solo su sonrisa debe de poder eclipsar el sol, para dejarlo en el olvido por un minuto y que solo su luz quede iluminándome.