Hoy me di cuenta que hace años no escribo poesía, como si hubiera olvidado las rimas y renunciado a algo que me gustaba mucho, decir cuanto amo.
Con el paso de los años poco a poco fui escribiendo menos, dejando mi blog abandonado a pesar de llegar a escribir una vez a la semana.
Pero la realidad es que no escribo poesía ya, por que la vivo.
Vivo la poesía en el respirar de mi hija cuando la escucho dormir entre nosotros, segura de que el día llegará y reirá en brazos de papá y mamá.
En cada beso que mi esposa me lanza desde el carro al despedirse de mí, seguido de una sonrisa sabiendo que donde va ella, estoy yo.
En lo cotidiano de un coro de Morat mientras el cielo se va iluminando por las ventanas en movimiento.
Ya no escribo tanta poesía por que cada día me rodea en un cálido abrazo.
Poesía pura de unas manitas que descubren el mundo entre risas y cosquillas.
Que se siente en la piel cuando mi hermosa musa me pide un abrazo después de un día pesado.
Esos dulces versos escritos en una tarde de hacer crepas con alguna canción infantil de fondo.
No, no amo menos por no escribir como hace tantos años, simplemente aprendí a escribirla con el corazón, con las risas y con el amor.
Esta es la poesía de vivir entre rimas del corazón.
-Un poeta enamorado













