Envenéname de tus ojos de luz, que en mis venas circule el sol que llevas contigo en el corazón. Inyéctame del calor de tu piel a través de caricias de olas de mar que vienen y van en ti.
Ven y ahoga las tristezas en la profundidad de esos poros de agua de rio. Humedece el dolor con los labios, ven a llenar los desiertos de la lluvia de tus besos pasionales.
Contamina mi respiración con la tuya, que se pierdan los alientos en la brisa, donde ya no puedan diferenciar a quien pertenecen, cuando ya no sea el principio o el final de alguno de los dos.
Y que pasen cien años con el perfume de tu cabello esparcido por el viento. La tierra se impregnará de tu esencia y si vivo para eso, seguiré enamorado de ti, ahogado en tus pasiones, contaminado de tus locuras, infectado de tus besos.
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