Bendita tu piel fresca, que llené de besos esa tarde de otoño, iluminado por el camino que nos encontro. Llegar a las caricias inolvidables, al amor explosivo y a la pasión invisible. Amada sea la tarde en que nos despedimos por primera vez y olvidado el instante en que nos dejamos de amar.
Bendita seas por haber llegado aquí y haberte ido. Recordada seras por las noches de invierno solitario, frio y vacío, con la memoria dando el calor de tu timidez suave llamada amor. Sea así el día del último beso, la caricia y la mirada.
Bendita seas tu por haberte ido....
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