Un aroma que me envenena, pero no me mata. Se mantiene conmigo y luego se va. Me saluda con una caricia y una sonrisa para desaparece en el aire de nuevo.
Ese perfume tan conocido, tan entrañable, que al pasar no hace otra cosa que abrasar mis sentidos.
El aroma no me abandona, el sentirlo me hace recordar cada día. Las caricias que nunca me han dado. Aun así me las da su aroma en el aire, y es solo un deseo sin cumplir, una petición que no nace.
Espero Las caricias prontas de esa presencia de olor a rosas, de esos cabellos de frescura danzante y clara, de esas labios de aroma carmesí.
Ese perfume tan conocido, tan entrañable, que al pasar no hace otra cosa que abrasar mis sentidos.
El aroma no me abandona, el sentirlo me hace recordar cada día. Las caricias que nunca me han dado. Aun así me las da su aroma en el aire, y es solo un deseo sin cumplir, una petición que no nace.
Espero Las caricias prontas de esa presencia de olor a rosas, de esos cabellos de frescura danzante y clara, de esas labios de aroma carmesí.
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