En un segundo se mezclan las imagines y palabras, en un minuto se crea una de muchas, en una hora ya te enamoras de una idea.
La ilusión se hace presente en una elegante danza de silencio armonioso. La ilusión de personas que pueden no existir, pero que en la admiración del corazón son las más bellas.
Las musas se vuelven un conjunto de características que forma una ideal, aquella que no existe más que en el pensamiento del creador, como un poema que el poeta nunca escribió. Entonces el poeta se vuelve un espejismo por sí mismo, irreal e incoherente.
Los ojos grandes y azules, cabello negro y rizado, piel blanca y suave, sonrisa espectacular, manos pequeñas, lunares ocultos, pestañas largas, cejas pequeñas, labios suaves. Todo se mezcla para la musa de la imaginación.
La ilusión se hace presente en una elegante danza de silencio armonioso. La ilusión de personas que pueden no existir, pero que en la admiración del corazón son las más bellas.
Las musas se vuelven un conjunto de características que forma una ideal, aquella que no existe más que en el pensamiento del creador, como un poema que el poeta nunca escribió. Entonces el poeta se vuelve un espejismo por sí mismo, irreal e incoherente.
Los ojos grandes y azules, cabello negro y rizado, piel blanca y suave, sonrisa espectacular, manos pequeñas, lunares ocultos, pestañas largas, cejas pequeñas, labios suaves. Todo se mezcla para la musa de la imaginación.
Y en una esquina se queda la cordura, cuidando de no perderse. La locura manda el pincel, pintándola a ella, la idea del amor, a la ilusión perfecta.
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