Ella que no se cansa enseñarme como vivir, que su esfuerzo raya en lo imposible para cumplir con todas sus responsabilidades.
Que después de una jornada pesada, todavía se da el tiempo de sonreír, aunque su cuerpo este cansado.
Ella que no importa si no encuentro la salida, siempre tiene la valentía de decirme a donde ir. Que me enseña a no tropezar en el camino y que si llega a pasar, a levantarme cuantas veces sea necesario.
Le celebro hoy y le celebro todos los días.
Mi madre, que siempre está ahí, mi madre que jamás dice no cuando me siento perdido.
Mi madre que aplaude mis victorias y fracasos, porque aun en la derrota me enseñó que siempre se gana algo.
Feliz día, Mamá
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