El vestido de sol parcialmente cubierto por el castaño color, es mi única imagen vívida de tu amor.
Las hojas manchadas de cielo rojo ya se cansaron de esperar otro beso de despedida que nunca sucedió. Ellas terminaron por caer suaves al pavimento, sin recordar el tacto de tu caricia.
Las noches llegaron antes de tiempo, con la esperanza de ayudar a encontrar las risas que escaparon a las calles de tu cabello. Siguieron sin volver aunque te llorasen días enteros.
Tu otoño se queda para respirar, hasta ese día donde el invierno congele tu imagen en paredes heladas y no quede más que tu cálido ropaje de naranja.
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