
Cuantas historias podría contar, cuantos sucesos tristes podía relatar, cuantas sonrisas bellas podría contar. Que pena es tener historias que no se pueden decir, que pena es tener cuentos que no serán escuchados. Que pena, habiendo tantas historias buenas, que pena teniendo tan buenos relatos. Hay veces que la gente no quiere escuchar, hay veces que la gente no quiere contar, que pena es no tener ganas de relatar.
Yo cuento mis historias para sonreír, para llorar, para gritar y para aprender. Esas historias de vida que son hechas para contar.
1 comentario:
Hola, te
regreso el comentario
y pues hay mucho por leer por
aqui en tu blog
asi que por
aqui andaré un rato
dando guerra y tambien dandote
que leer.
Vale nos vemos.
Publicar un comentario